Origen y Desarrollo del Peronismo

Movimiento Nacional y Partido de Clase
AMAUTA
Por : Mercedes Balech
 
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La formación de un Estado Nacional se concretó en Argentina en el curso del Siglo XIX, vale decir que dicha tarea histórica se encuentra ya realizada. De ahí en adelante se asistiría al desarrollo dificultoso, debido a cuestiones estructurales, del Estado Nacional burgués. Esta afirmación no significa otra cosa, desde el punto de vista histórico marxista, que el reconocimiento de la autodeterminación de las naciones. Y desde ese mismo punto de vista, sería equivocado deducir de ello otra cosa que no sea este reconocimiento. Vale hacer notar a ese respecto, que en su polémica con Rosa Luxemburgo - y en contestación al argumento esgrimido por ella, quien señalaba que el desarrollo de las grandes potencias capitalistas y el imperialismo hacían ilusorio este derecho a la autodeterminación de los pueblos pequeños - Lenin afirmaba que no sólo los pequeños Estados, sino también Rusia, dependían por entero, en sentido económico, de la potencia del capital financiero imperialista de los países burgueses ricos, añadiendo que si bien ello es sabido, no viene a cuento con referencia al problema de los movimientos nacionales y del Estado Nacional. Por eso sería erróneo sustituir el problema de la autodeterminación política de las naciones en la sociedad burguesa, de su independencia estatal, por el de su autonomía e independencia económicas. Y es natural que la burguesía actúe en los comienzos de todo movimiento nacional como fuerza hegemónica, ya que el Estado nacional, en un momento determinado, constituye una necesidad por ser la forma que mejor permite el desarrollo capitalista (unificación del mercado interno, desarrollo de fuerzas productivas, etc). Y taxativamente señala a Argentina entre el lote de países que no constituyen colonia, ni semicolonia, pero sí un país dependiente, envuelto por una red diplomática y financiera y por los tratos que se realizan con firmas íntimamente ligadas con los bancos y con los gobiernos "de los cuales es difícil prescindir al negociarse los empréstitos" (l). Queda así delimitado lo que se entiende por autodeterminación nacional. A su vez, en el interior de los países se irá desarrollando el proletariado y consecuentemente los conflictos de clase debido a sus intereses antagónicos. Es decir que pueden coexistir los problemas de nación oprimida- nación opresora, -en cuyo caso los trabajadores estarán contra la opresión pero cuidándose de coincidir con la burguesía en su política de clase -con los problemas propios del desarrollo de la lucha de clases. Los trabajadores deben evitar caer en el nacionalismo burgués aun cuando defiendan a su nación contra el imperialismo con más consecuencia que la burguesía, que siempre entrará en alianzas espurias, en el afán de mantener sus privilegios. En el caso particular de Argentina, ésta nace como nación con un claro predominio del sector agro-exportador, cuya generación de divisas permite un fluido intercambio comercial con el mundo. El desarrollo de esta modalidad de crecimiento pasará de las primitivas exportaciones de cueros a las exportaciones de granos y de carnes lo que supone una nueva etapa de crecimiento. Con la llegada del frigorífico hace su aparición el capital monopólico. No constituye nuestro objeto estudiar la cuestión agraria en su debida dimensión señalando las ventajas comparativas del sector latifundista cercano al puerto, las diferencias entre criadores e invernadores y entre estancieros ligados o no al frigorífico, así como, lo que constituiría la llamada oligarquía, la estructura de la tenencia de la tierra, la formación de una burguesía agraria y las economías regionales, el pequeño campesinado, el asalariado rural, las leyes de arrendamientos etc. Simplemente destacamos el papel preponderante de las exportaciones del agro en la economía y la consecuente importancia política de los grandes propietarios. Este modelo agro-exportador conocerá el fin de un ciclo en ocasión de producirse la crisis mundial de l929 que repercutió en forma decisiva al provocar la necesidad de encarar otras variantes de desarrollo sin abandonar ni mucho menos aquélla. En el plano político, la crisis tuvo su expresión en la caída del presidente Hipólito Yrigoyen mediante el golpe militar encabezado por el General Félix Uriburu, que marca el inicio de la irrupción de las fuerzas armadas en la destitución de gobiernos constitucionales. En dicho golpe participó activamente el entonces capitán Juan Domingo Perón. El nuevo gobierno tuvo características represivas hacia los trabajadores y activistas que sufrieron cárceles y torturas. Posteriormente desembocaría en un llamado a elecciones fraudulentas que llevarían al poder al Gral. Agustín P. Justo primero y al Dr. Roberto Ortiz después. Este último debió renunciar por motivos de salud, sucediéndole el vice-presidente Ramón S. Castillo. Las elecciones continuaron siendo fraudulentas, pero más allá de esas características incontrastables se profundizaba un cambio estructural en el país. Como consecuencia de la crisis mencionada, se dio comienzo a una política industrialista que se percibe claramente a partir de mediados de la década del 3O y comienzos de la del 40. Se trataba de una industria destinada principalmente al consumo interno, en sustitución de importaciones. La guerra mundial, iniciada en l939, acentuó esta política. La mano de obra necesaria provenía ahora de las migraciones internas. La población ligada a la industria y los servicios era ya mucho mayor que la población campesina. Asimismo, aumentaba también la franja de la industria en la composición del PBI. Esa mano de obra no obtuvo demasiadas reivindicaciones y la legislación laboral era sumamente precaria. Lentamente, iba creciendo el número de afiliados a sindicatos, ya fuera ingresando a la mayoritaria CGT (Confederación General del Trabajo), a la USA (Unión Sindical Argentina) o a gremios autónomos. Se registraron conflictos ligados primordialmente a reivindicaciones salariales (l936 y l942 fueron los años pico de estas tensiones y huelgas). El gobierno había pasado a una actitud activa en la cuestión gremial que si bien significaba, en muchos casos, control sobre la actividad sindical, también dio lugar en ocasiones, a la aplicación de convenios colectivos de trabajo y a disposiciones sobre despidos, vacaciones, condiciones de trabajo etc. De todos modos no hubo una generalización ni un estricto cumplimiento de tales prácticas. En la CGT, aumentó la influencia de los socialistas y comunistas lo que provocó una crisis en su seno en l935. El tema en discusión, como tantas otras veces, era el ejercicio de un sindicalismo apolítico o abandonar la prescindencia política. Fue así como se convocó un Congreso Constituyente de la CGT en l936, aprobándose un estatuto según el cual se mantenía a la Central independiente de los partidos políticos, pero aclarando expresamente que la CGT intervendría en todos los problemas nacionales que afectaban a los trabajadores. Esto provocó el nacimiento de una nueva USA, de tipo estrictamente sindicalista, en l937, cuyos sindicatos principales eran la Federación de Obreros Telefónicos y la Federación Obrera Marítima. Pero la CGT era la Central más importante con más de 300.000 afiliados al comenzar la década del 40 contra poco más de l4.000 de la USA y una cifra menor de autónomos(2). En el año l942, en ocasión de celebrarse el 2º Congreso de la CGT, las discusiones se profundizaron y la Central se dividió en las llamadas CGT l y CGT 2. La primera bregaba por una total autonomía política, mientras la segunda marcaba una posición de acercamiento con los comunistas. Este Congreso emitió una declaración sobre unidad nacional, que condenaba la actitud antidemocrática del gobierno (se manipulaba la candidatura del oligárquico Robustiano Patrón Costas para la presidencia) y también el neutralismo ya que abogaba por la ruptura de relaciones con el Eje. Impulsaba la unidad nacional de todos los que estuvieran contra el fraude electoral, se manifestaba contra el trabajo a destajo, el racismo, y por los derechos cívicos de la mujer. En ese contexto, se produjo el golpe militar de junio de l943, primer paso hacia lo que desembocaría con el peronismo en el poder. Los cambios en la estructura social y económica que hemos señalado no habían hallado aún su correlato a nivel político, tanto desde el punto de vista de una adecuación del poder burgués a esta nueva realidad, como desde el punto de vista de las necesidades de un creciente proletariado. En estas condiciones, el golpe militar de l943, abriría el cauce para que, tiempo después, se concretara una nueva ecuación socio-política. La mayoría de la sociedad asistió con marcada indiferencia al golpe, cuya conducción estaba representada por una logia militar, el GOU (Grupo de Oficiales Unidos o Unificados), de tendencia "nacionalista" marcadamente germanófila, que se oponía al fraude electoral gestado con la candidatura de Patrón Costas. Dentro de este grupo, que pronto reveló no tener ideas claras sobre el ejercicio del poder que tan fácilmente había logrado, se destacaría hasta llenar todo el espacio, el Coronel Juan Domingo Perón. En relación con los trabajadores, los primeros pasos del nuevo gobierno fueron de naturaleza represiva. Se manifestó la intención de no permitir ningún tipo de huelga y se especificó que los sindicatos debían limitarse a una actividad puramente gremial. En julio de l943 se procedió al allanamiento y clausura de la CGT 2. En agosto se intervino la Unión Ferroviaria y La Fraternidad, gremios mayoritarios. Pero cuando el Director del Departamento de Trabajo fue reemplazado por el Cnel. Perón, se elevó este Departamento al rango de secretaría de Trabajo y Previsión, produciéndose un notable cambio en la política de esa repartición. En primer lugar se logró evitar la concreción de una huelga general que -para contestar a la represión y detención de dirigentes y activistas en el gremio de la carne- se estaba gestando. Perón exigió a las empresas la aceptación de casi todas las demandas, a cambio del levantamiento de la huelga. Inmediatamente, y desde la propia secretaría de Trabajo y Previsión, se alentó la formación de nuevos sindicatos y la sindicalización masiva, invitando a las organizaciones sindicales a participar en la elaboración de la nueva legislación que se instauraría. Muchas partes de esta legislación ya existían en proyectos de origen socialista, pero se sistematizó y centralizó toda esa documentación, velando por su cumplimiento y se sumaron nuevos decretos-leyes. Podemos citar: Estatuto del Peón de Campo (l944), Ley de Protección a la Maternidad (l944), creación de Administración General de la Vivienda (mayo l945), Instituto Nacional de las Remuneraciones (diciembre l945) y en general entre l943 y principios de l946: creación de Tribunales de Trabajo, decreto de jubilaciones, decreto de asociaciones profesionales, regulación del aprendizaje profesional de los menores, prevención de accidentes laborales, mejoras al servicio doméstico y a los trabajadores a domicilio, intangibilidad del salario, decreto 33.302/45 (vacaciones pagadas, generalización de las indemnizaciones por despido, aumento general de salarios) (3). La mayoritaria CGT expresó su adhesión a la política social del gobierno; lo propio hicieron numerosos gremios autónomos. Perón ya detentaba un poder sin paralelo dentro del gobierno acumulando los cargos de Vice- presidente ( el presidente Gral. Edelmiro G. Farrell era una pintoresca figura decorativa), de ministro de Guerra, secretario de Trabajo y Previsión y secretario del Consejo de Post-Guerra. Pensaba en una inédita conjunción de ejército, iglesia, policía y organizaciones sindicales encuadradas en rígidos cuerpos orgánicos. Asimismo se podría continuar con la industrialización que se venía realizando, mediante la transferencia de fondos provenientes del sector agropecuario al sector industrial. Pero la acumulación de poder en manos de Perón llegó a alarmar a fracciones de sus propios camaradas y a sectores de la oligarquía, así como a la propia clase media. Todo esto estaba ligado, en un sutil entramado, con la situación internacional y la derrota del Eje, así como con los distintos sectores de poder. Son éstos los días previos al l7 de Octubre de l945. La mayoría del pueblo era ajena a estas intrigas cocinadas en esferas a las que no tenía acceso. El hecho es que Perón fue reemplazado por el General Eduardo J. Avalos en el ministerio de Guerra. Debió renunciar también a sus otros cargos. Desde la Secretaría de Trabajo y Previsión dirigió la palabra al pueblo, la cual fue trasmitida por las radios, haciendo conocer que dejaba firmado un aumento masivo de salarios, el otorgamiento del salario mínimo, vital y móvil y la participación de los trabajadores en las ganancias. Estas dos últimas promesas nunca se cumplieron. Posteriormente, Perón fue trasladado a la isla Martín García, de donde saldría para ser llevado al Hospital Militar. En tales circunstancias, mientras se sucedían planteamientos y se movían los diferentes grupos de presión, la CGT realizó una reunión del Comité Central Confederal el día l6 de octubre a objetos de definir su posición ante los acontecimientos que se estaban sucediendo y ante el planteo de realizar una huelga general exigiendo el reintegro de Perón a sus cargos. Se consideraba que estaban en peligro muchas de las reivindicaciones otorgadas durante su gestión. Reunión del Comité Central Confederal de la CGT del 16/10/45. El Acta de esa sesión constituye un fiel reflejo de las dudas que existían en el seno de la Central, pues no faltaban quiénes consideraban necesario lograr sólo la seguridad del mantenimiento de la nueva legislación laboral, sin por ello perder la autonomía del movimiento obrero. De acuerdo al Acta mencionada la votación se decidió por 16 votos a 11 (algunos autores sostienen que la diferencia fue de dos votos); el hecho es que la votación fue muy reñida y en el fondo de la cuestión subyacía el tema de la autonomía o no del movimiento obrero con respecto a los gobiernos. Esto también se ligaba inevitablemente a definir la naturaleza del gobierno encarnado por el Cnel. Perón y a la cuestión del populismo burgués, aun cuando ello no estuviera demasiado claro para franjas mayoritarias del movimiento obrero. En la reunión estaban representados la Unión Ferroviaria, Trabajadores del Estado (ATE), la Unión Tranviarios (UT), los Metalúrgicos (UOM), la Industria del Vidrio, la Carne, Federación de Cerveceros y Afines, Obreros y Empleados Municipales, la Madera, Ayudantes de Casa, la Federación de Obreros y Trabajadores Azucareros (FOTIA) y el Vestido. De otros presentes no consta la pertenencia a determinados gremios (4). Primeramente se dio lectura a un Informe, en el cual se rendía cuentas de una visita realizada al Gral. Avalos para plantearle las inquietudes del movimiento obrero que veía amenazadas las conquistas gremiales por la campaña de reacción patronal y que relacionaba todo ello con la detención del Cnel. Perón. El Gral. Avalos había negado el carácter de detenido, pero esencialmente "expresó en forma categórica que las mismas serían respetadas y que se procuraría mejorarlas en lo posible". Otro tanto ocurrió con el nuevo secretario de Trabajo y Previsión, quien además solicitó cautela porque debía reconocerse que la oligarquía había dado un paso adelante (los días anteriores se habían realizado concentraciones opositoras y se barajaban nombres de la más rancia oligarquía para un nuevo gabinete, mientras que otros sectores pedían el traspaso del poder a la Corte Suprema de Justicia. Entre las opiniones que se emitieron, luego de la lectura de este informe, podemos mencionar algunas, como indicadores de las dudas que atenaceaban a este Comité Central. Arpesellas, representante de la UT, quien había hecho moción favorable a la huelga ya el día anterior, explica que "es necesario que la CGT adopte una determinación o medida de fuerza para contrarrestar la acción que están desarrollando los enemigos de la clase trabajadora. Hace falta que se declare un paro general por tiempo indeterminado, el que no será contra el gobierno sino contra la reacción de la clase capitalista. La clase patronal ha declarado la guerra al Cnel. Perón, no por Perón mismo, sino por lo que Perón hace por los trabajadores a los que ha otorgado mejoras que venían reclamando y les ha dado otras que ni siquiera soñaban, como el Estatuto del Peón y otras más".."tenemos que decirles y mostrarles a los capitalistas que si ellos han dado un paso hacia adelante, nosotros no daremos uno solo atrás y que al contrario seguiremos adelante. Por eso la CGT tiene la obligación moral de dirigir este movimiento defensivo de los trabajadores porque es la Central mayoritaria y la más prestigiosa"... A su vez Néstor Alvarez, también de la UT expresa su adhesión a la huelga "pero hay que dejar bien establecido que la CGT, por razones de principio, no puede declarar la huelga general solicitando la libertad del Cnel. Perón. Tenemos una gran deuda de gratitud con él pero nuestros principios son los que orientan al movimiento obrero. La CGT no puede pedir en forma directa la libertad de Perón, pero nuestra resolución ha sido motivada por la emoción ambiente; si hemos de declarar la huelga general tendrá que serlo en defensa de nuestras conquistas y para parar la reacción patronal". (Aquí cabría reflexionar sobre la ambigüedad del lenguaje, que encarna un dilema cuya resolución sería definitoria para el futuro de la clase. Por un lado se reconoce haber "recibido" ventajas deseadas y por otro lado se habla de defender "conquistas" ganadas). Concluye diciendo: "la CGT no puede aparecer como saliendo a la calle en defensa del Cnel. Perón. Eso sería enajenar el futuro de la Central Obrera. Si resolvemos declarar la huelga, repito que tendría que decirse muy claro que ello es en defensa de las conquistas obreras amenazadas por la reacción capitalista, caso contrario demostraremos que nuestra vida terminó cuando Perón". Tejada de la UF considera que el Cnel. Perón "es uno de los nuestros" y se refiere al estado de ánimo de los trabajadores aseverando que la clase trabajadora "actúa por intuición y nosotros tenemos que tomar las cosas como son" recordando las ventajas obtenidas y la incorporación a los sindicatos que se venía produciendo en consecuencia, al palpar los beneficios. Interviene también el representante del sindicato de la carne de Rosario que adhiere a este razonamiento y alerta sobre los perjuicios que pudiera acarrear a la CGT no dirigir el movimiento "porque sería un movimiento inorgánico". Arpesellas adhiere a la promoción de la huelga y expresa: "Perón solo, ganó más conquistas para los trabajadores que éstos en 100 años de lucha con lo que nosotros nos ahorramos muchos sacrificios y energías" (sic). Perazzolo de la UF manifiesta que los sindicatos autónomos (entre los cuales estaban los gremios de la carne de Berisso) no debían ser tenidos en cuenta para tomar decisiones porque cuando necesitan ayuda acuden a la CGT, por lo tanto deben afiliarse. "Yo les recordaré el año l942. Cuando se dividió la Central Obrera fue precisamente porque se quiso hacer girar el movimiento obrero de un lado para otro en cumplimiento de directivas políticas. Antes eran los comunistas y ahora son otros elementos que sin ser comunistas también en esta oportunidad están cumpliendo directivas políticas, y eso tiene que terminar si es que no queremos que este movimiento que hemos construido después del 42 termine también en un desastre como el otro". Se manifiesta partidario de medir bien los pasos, sin perder de vista tampoco a los comunistas que estarían infiltrados en el movimiento y hasta considera que la misma oligarquía podía ser la más interesada en provocar disturbios. También recuerda que fue el mismo Cnel. Perón quien "nos dijo que la consigna era del trabajo a casa y que debíamos evitar por todos los medios provocaciones e incidentes". En base a todo ello se opone por el momento a la huelga, ya que acepta las explicaciones dadas por las autoridades. Por su parte Méndez, del Vestido, expresa que "Aquí nadie habló de hacer la huelga contra el gobierno sino contra la reacción del capitalismo y en defensa de las conquistas obreras." "Nosotros no queremos hacer una revolución sino simplemente queremos defender las conquistas obtenidas". Se pronuncia a favor de la huelga. Consideramos que este extracto de las posiciones manifestadas dentro de la CGT es útil a los efectos de calibrar el grado de conciencia de sectores del movimiento obrero allí aglutinados. Se hace evidente un claro deseo de mantener la legislación que ya se había instaurado durante la gestión del Cnel. Perón al frente de la Secretaría de Trabajo y Previsión. Asimismo es posible advertir claras limitaciones sin prever futuras enajenaciones del movimiento obrero. Esto se evidencia en el comentario referente al ahorro de sacrificios y energías. Por otro lado, en algunas intervenciones se nota una firme preocupación por mantener la autonomía de las organizaciones sindicales, desligadas de cualquier apoyo oficial que comprometiese esa autonomía. El 17 de octubre de 1945 En la jornada del l7 de octubre, tuvieron elevado protagonismo trabajadores de sindicatos autónomos, especialmente los nucleados en los frigoríficos de Berisso, Avellaneda y todo el gran Buenos Aires, quienes acababan de estructurar la Federación Obrera Autónoma de la Industria de la Carne. Se unieron a ellos sectores de trabajadores de la industria del Vidrio, de la Madera, Metalúrgicos, Portuarios, Barraqueros y delegados de la FOTIA tucumana además de otros que se agregarían después. Ellos fueron quienes desplegaron el mayor esfuerzo organizativo. Es de hacer notar la excelente relación que habían mantenido con la Secretaría de Trabajo y Previsión con la cual trabajaban mancomunadamente. En los últimos días sus reuniones se efectuaban en la CGT, en una parte del local que ésta les había cedido. De acuerdo a la versión de Cipriano Reyes, el motivo de tal determinación se debía a razones de seguridad (5). Ante la ofensiva de la oposición, a principios de octubre, el ambiente se había cargado peligrosamente. En la primera semana de ese mes se había producido el asesinato del estudiante Aarón Salmun Feijó (el estudiantado se oponía mayoritariamente a Perón). Según versiones que aparecen como más fidedignas, éste habría sido conminado por un grupo presuntamente "nacionalista", a gritar "Viva Perón". Al negarse habría sido acribillado. Luego se precipitarían los acontecimientos en el seno del gobierno, lo que derivaría en la renuncia de Perón a sus cargos y en una manifestación frente a la secretaría de Trabajo y Previsión a la cual ya nos hemos referido así como a sus promesas hacia los trabajadores. El día l2 ocurrió la gran manifestación en Plaza San Martín, con preponderante presencia de clase alta y media, no faltando sin embargo dirigentes socialistas y comunistas. Se entrelazaban Vivas a la Libertad y la Constitución con acusaciones de nazismo y adhesiones a los Aliados de la 2a. Guerra Mundial. La mezcla de factores internos y externos y las distintas prioridades que cada sector les otorgaba, eran muestra de una encrucijada en la que se unía una incapacidad de la vieja guardia socialista sindical y política para aprehender la nueva realidad, la fluctuante actitud comunista que valorizaba en primer término los avatares de la URSS, y un importante sector de trabajadores que al no sentirse adecuadamente representados se encontraban en virtual estado de disponibilidad. Todos esos factores serían hábilmente aprovechados por Perón para llevar a cabo un movimiento preventivo de gran envergadura. En esa jornada el contralmirante Vernengo Lima, asumió la representación de los sectores más reaccionarios de la sociedad hablando desde los balcones del Círculo Militar. Algunos de los presentes pedían la entrega del gobierno a la Corte Suprema de Justicia que debería llamar a elecciones presidenciales. En esa tesitura se situaba entre otros el líder socialista Alfredo Palacios. También adhería por ese entonces a esa idea, de acuerdo al testimonio de Cipriano Reyes, el dirigente de la Confederación de Empleados de Comercio Angel Borlenghi, quien posteriormente pasaría a ocupar altos cargos e integrar el gabinete de Perón. Asimismo se habían retirado de la CGT, la mencionada Confederación y La Fraternidad (maquinistas ferroviarios), y el Sindicato de Trabajadores del Calzado. Finalmente, el acto de la Plaza San Martín, fue cruentamente reprimido por la policía. El ambiente se encontraba caldeado sin que fuera posible discernir todavía el rumbo de los acontecimientos.

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